Siempre lo he sabido, o por lo menos desde hace mucho le he analizado, los días son meros inventos del humano, pero en realidad no existen mas que en nuestra mente como percepción. Los días son inventos incluso en sus nombres. En la época de las cavernas un cavernícola ni hablaba ni decía vuelvo de cacería el martes. Ni las palabras existían. Sucede que ya somos tantas las generaciones que nacimos dentro de la era donde ya existían las palabras inventadas que creemos que siempre han existido. No ea así. Y me resulta particularmente revelador a estas últimas fechas en que, quizá por mi actividad tan apasionado haciendo lo que hago, noto perfecto cómo se me pasa el tiempo exageradísimamente rápido de tal forma que percibo con duración de un día el espacio de lunes a viernes. De verdad, me es tan evidente esta percepción. Y ahí es donde confirmo, los días realmente no existen. Es un invento del hombre para tener cierto orden de actividades, pero no existen! Solo se suceden ciclos de luz y oscuridad. Y tanto real como metafóricamente es tan atinado verlo así. Llega un momento donde te da igual qué día es. Simplemente vives haciendo todo el tiempo lo que más te apasiona con pausas para descansar y reponer energía. Todo lo demás, es un invento hasta de la mercadotecnia para poner fechas que indican comportase de determinada manera festejando determinada condición. Inventos! No existen. Pero tanta gente se ha puesto de acuerdo en creer que existen, que los nuevos humanos que llegan a la tierra se lo creen. No existen. Solo hay luz y oscuridad intercaladas. Y hasta eso es mera percepción de un movimiento de rotación y traslación del planeta. En fin… cavilaciones de sentir ya un día llamado luniernes!
junio 2012
No confundas el hambre o subirás de peso.
LA PRINCIPAL RAZÓN PARA SUBIR DE PESO ES COMER AUN SIN HAMBRE. Durante todos estos años en que me he convertido en un experto en manejo de la obesidad y sobrepeso, empezando conmigo mismo como paciente y siendo doctor, he comprobado que la principal causa de aumento de peso y tallas es, esencialmente para la persona común, el comer aún sin hambre. Esta paradoja existe!
Mi mayor recomendación para bajar de peso y luego para el control y mantenimiento de éste y nuestras nuevas tallas es hacerle caso a lo que nos grita nuestro cuerpo. Porque no nos habla cuchicheado, nos grita: “Ya!”. El problema es que hacemos oídos sordos, irónicamente, a ese grito que sentimos claramente desde adentro. También he notado que la principal causa para hacer oídos sordos son los convivios sociales. Muchos hemos desarrollado la creencia de que comer juntos es motivo para convivir, olvidando que lo único que realmente deseamos es convivir. Parece que confundimos el hambre espiritual con el hambre material, y tontamente queremos satisfacer nuestra hambre espiritual (apetito de afecto, de aceptación y escucha) con comida material. Una no nutre ni satisface a la otra. Precisamente por eso seguimos comiendo, por eso hacemos oídos sordos, porque no termina de satisfacer una el hambre de la otra.
Si desarrollamos una Nueva Conciencia detectando el hambre real y satisfacemos ese hambre con su adecuado alimento, estoy seguro que muchos gozaríamos más de un delicioso café o té y su exquisita conversación que subir 1 o 2 kilos en una cena donde comer lo que claramente nuestro cuerpo ya no quería, paradójicamente generará más hambre tanto espiritual como material. Sugerencia: Come menos disfrutando más del amor y de la amistad.
Detecta cómo el hambre de gozo, la sed de placer y el antojo de plenitud son las causas que te orillan a comer aún sin hambre! Por eso la gente que desarrollamos y descubrimos otras fuentes de gozo y placer, aún mayores -mucho mayores!– que lo que nos da la comida, dejamos tan fácilmente de comer. El placer de comer pasa a segundo término cuando tienes la dicha, por ejemplo, de obtener un tremendo gozo en la actividad que realizas!
Satisface tu hambre de placer con un gozo sano. Esa es la más poderosa estrategia que he encontrado en mi vida para dejar de comer en exceso o dejar de comer cuando claramente no tengo hambre y así, bajar de peso y tallas. También he notado lo contrario, como aún sin hambre, cuando disminuyen las otras fuentes de gozo más sanas y sublimes, amor y concentración en una actividad productiva y emocionante o sensación de falta de afecto y aceptación.
PD.: Por cierto, si confundes tu hambre, además de subir de peso, también gastarás mucho dinero del que pronto te arrepentirás al notar cómo fue un gasto innecesario porque compraste lo que no satisfizo tu verdadera hambre.
– Alejandro Ariza.