No toda lucha es mala, sobre todo la que todos nosotros debemos librar contra el principal enemigo: nosotros mismos.
Dentro de nosotros existe un “oponente”. Es esa voz de nuestro ego que nos incita a hacer lo que nuestro desarrollo humano y evolución espiritual nos dice que no hagamos. Sin embargo, el beneficio, la Luz, que atraemos a nuestras vidas solo sucede cuando “gracias” al oponente, nuestra resistencia es valiosa. Para ofrecernos este beneficio de la lucha es que existe el oponente, nuestro ego. Solo ganamos (Luz) cuando resistimos a la tentación.
Hoy claramente sabía que no debía cenar, pero caí, y caí con una rebanada de pizza. Sé que no debo tomarla por su contenido de azúcar, pero aún algo peor: porque el queso ya es imposible para mí, me hace mucho daño… ¡y aún así tomé la rebanada! Esto es parte de ser humano. Saber que en la lucha no siempre vamos a ganar, pero valiendo la pena dándonos cuenta de que perdimos en esta ocasión. Sintiéndonos lógicamente mal al saber que la parte oscura de nosotros mismo ganó. Pero debiéndonos sentir bien que ganó… sólo esta lucha, mas no la batalla.
Evolucionar es una lucha constante que se libra en todo momento dentro de nosotros mismos. Solo se puede ganar si hay con quien contender. Y no hay más necesidad que contender contra nosotros mismos en la diaria oportunidad de ganar más Luz mediante el enorme beneficio de la resistencia ante las tentaciones de nuestro ego.
Desde el hecho de darse cuenta, ya hay algo de ganancia.