“Mi vida discurre tan extrañamente libre de toda prueba y problema, que no puedo dudar de que mi propia felicidad es uno de los talentos que se me confiaron para mantenerme ocupado en hacer algo por la felicidad de los otros”.
-Lewis Carroll
El mejor regalo que puedes dar a alguien es hacerte presente con tu felicidad y tu paz, hacerte presente con tu entusiasmo. Punto. Y sí, es un regalo difícil de hacer para muchos, quizá por eso sea preferible ir a comprar algo. Si un “presente” es un regalo, entonces “hacerte presente” es convertirte tú en el regalo mismo.
Reflexionemos un rato: si vas a regalar algo… pregúntate ¿Para qué? Piensa para qué vas a regalar, cuál sería tu verdadero sentido al dar un regalo. Si con toda sinceridad piensas que dar un regalo es para recibir tú algo a cambio (reconocimiento, presencia en la mente del otro para ser candidato a un mejor puesto en la empresa, demostrar quién es el que tiene más dinero y que ser vea que tú lo eres, quedar bien con un cliente, evitarte problemas posteriores con ciertos familiares, preocuparte por el qué dirán y así creer que dirán bien de ti, etc.) entonces comprende que no estás dando ningún regalo, más bien estás lanzando un anzuelo para que pique la carnada. La diferencia es crucial que la alcances a ver. Si no regalas, sino que más bien echas un anzuelo, te recomiendo que suspendas aquí tu lectura y hagas de cuenta que estas líneas fueron un sueño y no existieron. Ve a tus reuniones navideñas y comerás y comerás y beberás y beberás hasta sentirte mal como señal de retirada. No tendrá otro sentido para ti. Pero si con tu regalo deseas procurarle felicidad a alguien, deseas hacerle sentir bien, te advierto que solo podrás regalar lo que llevas dentro, y no tanto lo que compras por fuera. Si al regalar algo buscas hacer feliz a otra persona, te garantizo que no hay mayor felicidad en una pareja, en una familia, en un grupo de amigos, en la sociedad, que alguien feliz y en paz que se haga presente con aquel, con aquella, con aquellos. El mejor regalo para tu familia es tu propia felicidad. Conviértete en Luz, y tu presencia será el mejor regalo para cualquiera que esté cerca de ti. Créeme, cuando la gente vea el reflejo de Dios en ti, es el mejor regalo. Es otras palabras te digo lo mismo: cuando seas entusiasta y convivas, eso pasa.
Sé bien que en estas épocas se sucede el inconsciente colectivo que presiona a millones para salir a comprar algo para regalar. Es una tradicional época de gran mercadotecnia y ventas. Si eso está bien o no, no es tema de esta reflexión. Sólo observo que mucha gente desearía hacer sentir bien a otra persona mediante “el mejor regalo” que puedan dar. Y bajo esa tesitura, el mejor regalo que se puede dar es hacerse presente con auténtica felicidad y paz interior. La presencia de alguien feliz y en paz en un grupo de personas, eleva el nivel vibracional del grupo. Para quien no esté muy familiarizado con lo que esto implica, traduzco: la presencia de alguien feliz y en paz en un grupo, hace sentir maravillosamente bien al grupo, la presencia de ese extraordinario ser genera salud física y emocional a las personas que le rodean. La presencia de alguien feliz y en paz inspira a otros a sentirse felices y en paz. Con toda certeza te afirmo: el mejor regalo es tu felicidad y tu paz manifestada al hacerte presente así en la reunión.
¿Cuesta dar este tipo de regalo? Sí. Y para muchos… mucho. Se requiere de un intenso y enfocado trabajo personal para al fin decidir hacer lo que sea necesario para ser feliz y estar en paz. Y dependiendo del nivel de conciencia que manejes en tu vida cotidiana, será el precio que pagues por querer transformarte en alguien feliz y en paz. De hecho, para algunos este precio puede ser tan alto, que más barato les saldría ir a comprar el más caro objeto para regalarlo en su lugar. “Te doy cosas porque no puedo darme yo, y seguramente esas cosas te podrán dar más felicidad que yo”, sería el sustento de lo que alcanzo a ver aquí.
Si me dieran a elegir algo para llevarme conmigo: ¿Cosa o experiencia?, sin duda me quedo con la experiencia. La “cosa”, sea ésta lo que sea, al final es muy difícil que termine haciéndose parte de mí, siempre la cosa será aquello y yo esto. Sin duda la cosa, si quien me la regaló realmente pensó en mí y mi circunstancia, me podrá ser útil y en virtud de esa utilidad le conferiré valor y ésta así me dará felicidad, pero una experiencia… ¡es algo que llevo dentro de mi y se termina convirtiendo en parte de mí, es un valor superior que se funde en mi ser! Convivir con alguien feliz y en paz, convivir con alguien que irradia entusiasmo y fe en la vida, ¡es toda una inolvidable experiencia! Es una bendición. Es una experiencia donde sólo con cerrar mis ojos, la vuelvo a vivir, me vuelvo a reír, me vuelvo a emocionar, me vuelvo a sentir extraordinariamente bien, me vuelvo a entusiasmar. Si te recuerdo, te llevo dentro de mí, te has regalado a mí, y si eres un ser de Luz, irradiando entusiasmo, paz y felicidad auténticas, sin duda… eres ¡el mejor regalo! que pueda recibir.
En estas épocas la tradición nos invita a reunirnos como quizá nunca en el resto del año. Y por ello, para muchos es difícil esa reunión. La falta de práctica sin duda. Yo recuerdo perfecto esas reuniones decembrinas donde veía a familiares (¡familiares!) ¡sólo ese día en todo el año! ¿Qué podríamos platicar? ¿Qué podríamos decirnos si no sabemos nada el uno del otro? ¿Qué aportar o cómo ayudar si no tenemos ningún marco histórico de la persona como referencia? No queda más que “aguantar” a que la reunión termine, al fin, la siguiente será hasta dentro de otro año. Mientras, platiquemos de la superficialidad más elemental usando los temas que nos prestan para esos momentos los medios de comunicación. Hablemos en la noche de navidad de asaltos, de crisis de este año, de dificultades, de enfermedades, de calamidad, de errores del gobierno o del equipo de futbol. ¿Y por qué elegir esos temas en la “noche de paz, noche de amor? Porque no hay nada más dentro de mí, mas que lo que he aprendido por la única escuela que tengo: la televisión y el radio. Y es que no puedo hablar más que de lo que conozco. Además, si todo el año no hice nada por evolucionar como persona, por enriquecerme en mi interior con lecturas, convivencia o experiencias que elevaran mi espíritu, entonces no debe extrañarme que mis temas de conversación sean solo ecos de la opinión de los medios. Ya no tengo voz propia, la he indexado a los medios solamente. Quizá hace rato dejé de ser mi propia persona y sólo me he convertido en un reportero al que incluso ni le pagan.
En cambio, si me he procurado una Nueva Conciencia, si he buscado la Luz y la he alcanzado a encontrar en sus muchas manifestaciones, de eso querré hablar en cuanto tenga la oportunidad por la fuerza que me da la emoción de mis hallazgos. Y ese será mi mejor regalo. Convertirme en un vector donde la dirección del bien, la verdad, la belleza, la salud y la unidad se manifiesten. ¡Ah qué bien se siente eso! Ayudar sabiendo que uno puede ayudar! Regalar lo más preciado que pueda dar: lo mejor que hay en mí. Y paradójicamente entonces, serán de esos regalos que por dar, no me quedo con menos, sino que misteriosamente eso que doy, por el hecho de darlo, se hace más, se multiplica para todos, incluyéndome. Dar este tipo de regalos no me costará ni un peso, pero sí pagaré el alto precio de mi propia transformación. ¡Pero valdrá la pena! Y la felicidad de darme así, lo veré reflejado en el brillo de los ojos, reflejo de su corazón, de todos a los que amo, y hasta de los que no amo.
Por un tipo de filosofía así, una Nueva Conciencia de el mejor regalo, es que resulta tan valiosa (atractiva) una persona que con su humor e ingenio se presenta a una reunión. Con todo lo que nos dice y por cómo nos lo dice, todos queremos seguir sintiendo esa experiencia de convivir con él o con ella. Esa persona se ha hecho presente y así se ha convertido en el mejor regalo. Incluso… ¡agradecemos que haya venido! Y lo agradecemos de corazón.
Te comparto mis sugerencias para dar el mejor regalo:
- Sé consciente del sentido que tiene para ti regalar.
- Si te atreves a hacerte presente, a regalarte, no gastes dinero. Mejor hazte presente con sincero entusiasmo, paz y felicidad, y comunica eso.
- Si gastar dinero en otros regalos, te hace sentir claramente ansioso o preocupado por tus finanzas: ¡la señal está siendo clara! ¡No gastes! Mejor transfórmate en alguien más valioso como persona y hazte presente. Ahora bien, si este precio es aún más alto, entonces sí mejor compra un regalito. De los males el menor.
- Si logras sentirte bien sabiendo que (te) llevas de regalo Luz, si decides irradiar entusiasmo y fe en la vida a donde te presentes estos días, entonces por favor, no gastes de más. No habrá necesidad.
- ¡PREPARA un tema de conversación! Lee y estudia algo que lleve Luz a donde vayas y habla de ello. Expande el bien. Deja de ser mal reportero de los medios y mejor conviértete en la buena nueva. No llegues a una reunión sin algo valioso y entusiasta dentro de ti. Este punto es más importante de lo que crees. Prepárate. No se trata de que vayas a dar una clase, se trata de que tengas algo feliz y entusiasta que comunicar como regalo.
- Es muy posible que en las reuniones decembrinas, si llegas con esta Nueva Conciencia de el mejor regalo, algunos, varios o todos no se conecten contigo. ¡Es tan lógico! Están en otra frecuencia vibracional y no alcanzan a ver el regalo que representas. En ese caso, opta por callar, sonríe y mentalmente envía Luz a todos los del recinto. Verás que pronto elegirás pacíficamente salir de ahí, y será lo mejor que puedas hacer, por ti y por ellos. Como “medida de emergencia” en estos casos, procura estar muy cerca del pesebre o de la figura del niño Dios. Sería muy extenso explicarte por qué, pero de momento, créeme, funciona. Si puedes, tócala.
- Si alguien se conecta con tu intención de el mejor regalo que llevas dentro y estás dando… ¡boom! Ese regalo se empezará a expandir y expandir. La energía se multiplica cuando se comparte. Muy posiblemente se les juntarán otros. Verás cómo trabajará sola la ley de semejanza. Disfruta.
- Agradece, pase lo que pase. Agradece. Y conecta tu mirada un rato con la mirada del niño Dios. Encuentra la mirada de Cristo. En silencio y sin decirle nada a nadie, déjate envolver. En un momento así, sentirás transformación. Él sí es el mejor regalo, el mejor de los mejores. Lo sentirás si lo deseas recibir. El regala en su cumpleaños.
Que Dios te bendiga, a ti y a todos mis lectores, y también a mis no lectores. Felicidades a todos. En este comunicado, y en todo lo que hago, sinceramente intento compartirles mi mejor regalo. ¡Emoción por Existir!
Esto es… lo que alcanzo a ver.
Alejandro Ariza.
Que buen regalo Alex, de nuevo explicando con palabras lo que mi corazón siente.
DULCE: Qué bueno que te gustó y te ayudo a comunicar tus sentir. Te mando un abrazo.
Hola Alex, felicidades es una nota increible y sobre todo me senti muy conectado.Mañana 18 de dic es mi cumpleaños gracias por tan estupendo regalo
CARLOS: ¡Pues feliz cumpleaños! Y pues regalo doble entonces! Abrazo.