in Desarrollo Humano

El placer por haber actuado.

Todos tenemos ciertos “pendientes” que sabemos perfectamente debemos resolver y que al mismo tiempo parece que preferimos evadirlos. ¿Qué tal hacer ese pago a la tarjeta de crédito? ¿Qué tal dejar de comer ese comida tan repleta de azúcar? ¿Qué tal hacer esa llamada a esa persona que tiene rato merodeándonos en la cabeza? ¡Y no lo hacemos! ¿Por qué no lo hacemos? Porque creemos, erróneamente, que si aplazamos la realización de la acción nos dolerá menos. ¡Error! Nos dolerá más. Aplazamos lo que creemos que nos daña o debilita. Una nebulosa gris opaca el sentido de responsabilidad convirtiéndolo en desidia, la oportunidad para actuar ahora se desliza en postergación. Sin embargo, todos sabemos, que el efecto paliativo de la postergación es meramente un mecanismo de evasión con efecto poco duradero, y para colmo, con un dolor aumentado en un futuro precisamente por esa misma postergación. Mi sugerencia: ¡Saca el coraje y el arrojo de tu ser para actuar ya! Te garantizo -por experiencia propia- que cuando muy dentro de ti localizas ese coraje, esa fuerza, ese arrojo -que siempre está dentro de nosotros, ¡siempre!– es que surgen las agallas para actuar de inmediato para resolver ese “pendiente” que teníamos. Y… ¿sabes? ¡Hay un enorme placer por haber actuado y resuelto ese pendiente! Ese placer es mucho mayor al que momentáneamente sentíamos por aplazar la resolución. Si de magnitud de placer se trata, el de haber actuado y resuelto, es siempre mayor… ¡pero lo tienes que vivir para comprobarlo! Y para vivir y comprobarlo no hay otra mas que ¡hacerlo ya! Aunque tengas como argumento para aplazar que “no puedes” resolver, te garantizo que si te concentras en tu interior y buscas ese coraje y arrojo, ahí mismo empiezan a surgir las ideas para poder resolver. ¡Siempre podemos! Solo hay que concentrarse en buscar la solución. Esa concentración ya es parte del poder de estar actuando.

Algo me dice que si estás leyendo esto aquí y ahora, es porque el Universo o el Creador te están diciendo algo que a mí me pusieron a escribir aquí. ¡Confía en que esto es un mensaje perfecto para ti en un momento ideal! Así lo siento yo. Yo mismo soy un lector de lo que aquí escribo y sé que también hay un mensaje para mí. Acabo de actuar resolviendo y el placer es mayúsculo. Y gran parte de ese placer es la sensación de paz que siempre surge mediante la conciencia del deber cumplido. No te pierdas esta paz autogenerada. Ve y resuelve ya.

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  1. Dr. Ariza me sigue sorprendiendo como el primer día que tuve la fortuna de escuchar una de sus conferencias. No se, tal parece que mi destino es leerlo en el momento preciso. Gracias