in Desarrollo Humano

Las tres decisiones más importantes de tu vida.


Estimado lector:

Dado que la plataforma de “Substack” ha detenido mis publicaciones sin más explicación que “por un potencial problema”, valoraré regresar aquí a WordPress. Sé que tiene un poco de más fricción porque me parece que para que puedas opinar, te pide que te des de alta en esta otra plataforma. Pero bueno, así casi siempre pasa en todas. Cuando “Substack” me reincorpore, lo avisaré y seguiré allá.

Ahora sí, comenzamos…


Hablar de “las tres decisiones más importantes de tu vida” puede sonar temerario y con tintes de ego; suena a una propuesta absolutista. Quizá por ello me gustaría abrir este tema que vino a mi mente antecediendo un “mucho dependerá de cada quien”.

Dicho lo anterior, ahora sí me atrevo a compartir lo que muy posiblemente serían las tres decisiones más importantes para la mayoría de las personas. Y te las quiero compartir porque saberlas te prepara para tomarlas más en serio y, así, quizá más fácil y rápidamente. Pero antes…

¿Qué significa decidir?

Según el diccionario de la RAE, decidir es formar juicio resolutorio sobre algo dudoso o contestable. Si tuviera que “traducir” esa definición, te diría que significa: Elige de una vez por todas, ¡pero ya”. Es tomar solo una, de entre varias opciones…, y dejar de seguir viendo esas otras varias para eliminar la confusión.

En varias de mis conferencias he explicado que la raíz etimológica de la palabra “decidir” proviene del latín decidêre, que significa “cortar”. Y sí, cuando tenemos varias opciones frente a nosotros, necesitamos cortar todas, menos una. Ahí decidimos. Entendido así, decidir es renunciar a todas las demás opciones al elegir solo una. Quizá por ello a muchos nos cuesta trabajo decidir, porque alcanzamos a percibir lo bueno y conveniente en varias de las opciones y renunciar a ellas, cortarlas así, cuesta trabajo. Rechazar lo que creemos bueno para nosotros es naturalmente difícil. Decantar por niveles de bien para quedarnos con lo que suponemos mejor, es desafiante. Y si a eso le aunamos la posible falta de información acerca de las opciones, y a ello le aumentamos la posibilidad de tener prisa para decidir, es que se va asomando la casi natural dificultad para ello.

Pero tenemos que decidir porque no hay otra manera de comprometernos. Uno solo se puede comprometer con lo decidido.

Quizá por ello ya pueda irse asomando la falta de compromiso en muchos, todos aquellos que no se deciden.

Cuando uno se detiene a estudiar y a reflexionar un rato acerca del tema, decidir es uno de los actos más poderosos del ser humano. A lo largo de la vida, cada persona se enfrenta a múltiples decisiones, desde las más triviales, como qué ropa usar, hasta aquellas que pueden cambiar su destino, como elegir una carrera, una pareja o un lugar donde vivir. Y aquí viene una implicación todavía más delicada en este tema:

Decidir no es simplemente escoger entre opciones; es asumir la responsabilidad de las consecuencias de esa elección.

El proceso de decisión implica mente, corazón y espíritu. Respectivamente, razón, emoción y, en muchos casos, intuición. A veces, la lógica nos guía a la mejor opción, mientras que en otras, la experiencia o el instinto juegan un papel determinante. Sin embargo, el miedo a equivocarse suele frenar a muchas personas, llevándolas a la indecisión o a postergar elecciones importantes. Para colmo de ironías, no decidir también es una decisión, y muchas veces, dejar que otros o las circunstancias elijan por nosotros puede alejarnos de nuestros propios objetivos.

El ingrediente esencial para tomar la decisión “correcta”.

Tomar decisiones con conciencia requiere, idealmente, un gran paso previo:

Conocerse a uno mismo.

Entender lo que realmente se quiere y tener la valentía de asumir los riesgos y sus consecuencias.

Nuestras decisiones rigen nuestro destino, las elecciones construyen nuestro futuro y nos definen como personas. Cada decisión, grande o pequeña, moldea nuestra identidad y nos acerca o nos aleja de nuestros sueños, de nuestra misión existencial. ¡Nada más!

Reflexionado así, decidir es un acto de poder y de libertad. En los momentos en que decidimos, estamos trazando nuestro propio camino y solo así sentimos que empezamos a vivir con autenticidad. Por este nivel de trascendencia es que quise “recordarte” hoy…

Las tres decisiones más importantes de la vida.

Muy posiblemente en tan solo tres decisiones se podría determinar nuestro bienestar y propósito en la vida. Funcionarían como tres pilares:

1. A qué te vas a dedicar en la vida

Elegir una carrera o una actividad como propósito en la vida definirá cómo inviertes gran parte de tu tiempo y energía a tu paso en tu experiencia como humano.

Decidirte por algo que te apasione y te brinde propósito hará la diferencia entre simplemente sobrevivir y realmente vivir.

ArizaTip: Pide a Dios inspiración. Te aseguro que nos manda señales desde tierna infancia para cumplir con su propósito usando nuestras vidas.

2. Con quién compartes tu vida

La pareja, amigos y círculo cercano tienen un impacto enorme en tu felicidad y crecimiento. Elegir sabiamente a las personas con quienes compartes tu vida puede impulsarte o frenarte.

Por ello, decidir a quién haces tu novio o novia, luego decidir con quién te casas, puede marcar una diferencia crucial en tu progreso, estancamiento o retroceso, incluso pudiendo llegar a perderte de la decisión número uno.

Aquí, el orden de los factores sí afectan el producto. Primero decide tu camino, qué quieres hacer, y luego (y muchas veces con base en ello), decide quién te va a acompañar en tu camino.

Si primero decides con quién casarte o relacionarte, se abre la posibilidad de que, por esa decisión, no puedas decidir tu camino.

Y, de paso esté decir que, gran parte del poder de esta decisión es elegir a Dios como tu guía. ¡Esta es una relación que nunca falla! En esto yo creo y me esfuerzo diario para recordármelo.

3. Cómo manejas tu dinero

En mis conferencias de “Inteligencia para el dinero”, varias veces he explicado lo que el dinero te da, a fin de cuentas, es capacidad para decidir.

De esa manera, las decisiones financieras afectarán directa e irremediablemente tu capacidad para decidir otras cosas que influirán en tu calidad de vida, libertad y tranquilidad. Saber administrar ingresos, inversiones y gastos puede marcar la diferencia entre vivir con estrés o tener estabilidad y oportunidades.

Esas son las tres decisiones que yo creo son las más importantes de nuestras vidas.

Sé que, dependiendo del autor que consultes, también podrían ser diferentes las respuestas ante la pregunta de cuáles serían las tres decisiones más importantes de la vida.

Naval Ravikant es un empresario e inversor indio-estadounidense, es cofundador, presidente y exdirector ejecutivo de AngelList, y él dice que las tres decisiones más importantes de tu vida son:

  1. Con quién te casas
  2. ¿A qué te dedicas?
  3. Dónde vives.

Tony Robbins dice que las tres decisiones más importantes de tu vida son:

  1. Tú decides en dónde enfocas tu atención
  2. Tú decides lo que significan las cosas para ti
  3. Tú decides qué hacer

Ariza, Ravikant o Robbins, solo intentamos allanarte el camino con lo que nosotros alcanzamos a ver. Estoy seguro de que si aplicas nuestros consejos, seguramente te ayudarán a darle más importancia a estas decisiones cruciales. Dedícales más calidad de pensamiento y seriedad para tu vida.

Casi podría estar seguro de que alguno de mis lectores tendrá alguna más. Con gusto leeré sus propuestas en los comentarios de esta columna.

Decisión “bonus”: Paz

Decide vivir en paz.

Hoy por la mañana muy temprano disfruté mucho mi meditación para iniciar el día. El finalizar, leí una frase que podría resultar “shockeante” para más de uno:

“Depende de ti escoger la paz”.

¿Cómo te siente cuando escuchas esto?

Créeme. Tenemos un gran poder cuando decidimos vivir en paz. Porque sí, podemos elegir la paz.

La paz le pertenece al momento presente.

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