Hace un momento me estaba comunicando con un amigo y le decía: “…acabo de tomar un par de copas del vino del que quizá sea el más exquisito que he bebido en toda mi vida entera!”. A lo que me respondió: “Wow Ariza, qué delicia, ya me imagino. Dime cuál es y cuando vengas a mi ciudad acá lo tomamos!”. Ese fue parte del diálogo. Un amigo al que estimo, de esos con quien da gusto hablar.
Un poco más tarde llamé a un familiar y le comenté: “…acabo de tomar un par de copas del vino del que quizá sea el más exquisito que he bebido en toda mi vida entera!”. A lo que de inmediato me respondió: “¡Pero te hace daño! El vino creo tiene mucha azúcar, ¿no?!”.
El mismo familiar me dijo más adelante en la conversación: “…estoy triste, como que ya me olvidaste. ¿Por qué no me llamas más seguido?”.
Si la gente supiera que con sus respuestas y reacciones está generando el acercamiento o alejamiento de la gente, surgiría una bendita responsabilidad personal del éxito o fracaso en la vida de relación.
El ser humano tiende hacia lo que le genera placer y rechaza lo que le genera dolor. El día que entiendas que tú con tus comentarios y/o acciones puedes ser fuente de placer o de dolor, entenderás cómo tú eres el único o la única responsable de que la gente quiera estar contigo o prefiera alejarse, o tenga que estar contigo que es una variante de la segunda opción.
Aprovecho este momento de reflexión y te daré un ArizaTip: Cuando te den ganas de quejarte con otra persona por alguna razón como, por ejemplo, quejarte de que no te llama aprovechando el momento para decírselo cuando te llama, atrápate y date cuenta de que es el peor momento para quejarte de ello porque tu queja hará que no desee llamarte. Paradoja autoimpuesta por queja en momento inapropiado. Cuando te den ganas de quejarte de lo que crees que hace o deja de hacer la otra persona, detente a pensar un rato si precisamente tus comentarios y comportamiento son precisamente la razón que aleja a esa persona. En muchos casos ¡no es la otra persona! ¡Eres tú! La gente que más evolucionada está tiende a cuidar su ambiente energético y rechazamos a todo aquel que vive quejándose de algo constantemente. Ten cuidado de quejarte de que alguien no te hable porque ten la certeza de que existe la posibilidad de que precisamente esa queja sea la que genera que cada vez den menos ganas de hablarte.
La fórmula para atraer a personas o alejarlas es en extremo clara y sencilla. Solo hay que responsabilizarse de lo que uno genera en otro con lo que uno dice o hace.
¡Emoción por existir!
-Alejandro ArizA.
Buenas noches Dr. Ariza, disfruto mucho escuchar y leer todos los dias lo que nos comparte, hace unos dias comparti en el Grupo Inspiracion Sanki lo siguiente, que hace algunos años lei y nuevamente me encontre en un momento adecuado para mi, me gustaria escuchar o leer su opinion respecto al compañeris y la amistad, de antemano muchas gracias.
UN PEQUEÑO GESTO…
Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a un compañero de mi clase caminando de regreso a su casa. Se llamaba Kyle. Iba cargando todos sus libros y pensé: “¿Por que se estará llevando a su casa todos los libros el viernes? Debe ser un “traga”. Yo ya tenía planes para todo el fin de semana: fiestas y un partido de fútbol con mis amigos el sábado por la tarde, así que me encogí de hombros y seguí mi camino. Mientras caminaba, vi a un montón de chicos corriendo hacia él. Cuando lo alcanzaron le tiraron todos sus libros y le hicieron una zancadilla que lo tiró al suelo. Vi que sus gafas volaron y cayeron al suelo como a tres metros de él. Miró hacia arriba y pude ver una tremenda tristeza en sus ojos. Mi corazón se estremeció, así que corrí hacia él mientras gateaba buscando sus gafas. Vi lagrimas en sus ojos. Le acerqué a sus manos sus gafas y le dije, “esos chicos son unos tarados, no deberían hacer esto”. Me miró y me dijo: “¡gracias!”.
Había una gran sonrisa en su cara; una de esas sonrisas que mostraban verdadera gratitud. Lo ayudé con sus libros. Vivía cerca de mi casa. Le pregunté por qué no lo había visto antes y me contó que se acababa de cambiar de una escuela privada. Yo nunca había conocido a alguien que fuera a una escuela privada. Caminamos hasta casa. Lo ayudé con sus libros; parecía un buen chico.
Le pregunté si quería jugar al futbol el sábado conmigo y mis amigos, y aceptó. Estuvimos juntos todo el fin de semana. Mientras mas conocía a Kyle, mejor nos caía, tanto a mi como a mis amigos.
Llegó el lunes por la mañana y ahí estaba Kyle con aquella enorme pila de libros de nuevo. Me paré y le dije: “Hola, vas a sacar buenos musculos si cargas todos esos libros todos los días”. Se rió.
Durante los siguientes cuatro años nos convertimos en los mejores amigos. Cuando ya estábamos por terminar la secundaria, Kyle decidió ir a la Universidad de Georgetown y yo a la de Duke. Sabía que siempre seríamos amigos, que la distancia no sería un problema. El estudiaría medicina y yo administración, con una beca de fútbol.
Llegó el gran día de la Graduación. El preparó el discurso. Yo estaba feliz de no ser el que tenía que hablar. Kyle se veía realmente bien. Era uno de esas personas que se había encontrado a sí mismo durante la secundaria, había mejorado en todos los aspectos, se veía bien con sus gafas. Tenía más citas con chicas que yo y todas lo adoraban.
¡Caramba! algunas veces hasta me sentía celoso… Hoy era uno de esos dias.
Pude ver que él estaba nervioso por el discurso, así que le di una palmadita en la espalda y le dije: “Vas a estar genial, amigo”.
Me miró con una de esas miradas (realmente de agradecimiento) y me sonrió:
“Gracias”, me dijo. Limpió su garganta y comenzó su discurso:
“La Graduación es un buen momento para dar gracias a todos aquéllos que nos han ayudado a través de estos años difíciles: tus padres, tus maestros, tus hermanos, quizá algún entrenador… pero principalmente a tus amigos. Yo estoy aquí para decirles que ser amigo de alguien es el mejor regalo que podemos dar y recibir y, a este propósito, les voy a contar una historia”.
Yo miraba a mi amigo incrédulo cuando comenzó a contar la historia del primer día que nos conocimos. Aquel fin de semana él tenia planeado suicidarse.
Habló de cómo limpió su armario y por qué llevaba todos sus libros con él: para que su madre no tuviera que ir después a recogerlos a la escuela.
Me miraba fijamente y me sonreía. “Afortunadamente fui salvado. Mi amigo me salvó de hacer algo irremediable”. Yo escuchaba con asombro como este apuesto y popular chico contaba a todos ese momento de debilidad.
Sus padres también me miraban y me sonreían con esa misma sonrisa de gratitud.
En ese momento me di cuenta de lo profundo de sus palabras:
“Nunca subestimes el poder de tus acciones: con un pequeño gesto, puedes cambiar la vida de otra persona, para bien o para mal. Dios nos pone a cada uno frente a la vida de otros para impactarlos de alguna manera”.
“Los amigos son ángeles que nos llevan en sus brazos cuando nuestras alas tienen problemas para recordar como volar”
Araceli: Es un clásico esta historia, y por supuesto que opino mi total acuerdo para los conceptos centrales. En mi libro Columnas de verdad escribí mucho acerca de la amistad. Léelo. Te va a gustar. Ese libro lo consigues en Nueva Conciencia llamando 55192410 de la ciudad de México o directo en http://www.nuevaconciencia.com.mx Saludos.
Que historia y que reflexión tan maravillosas, que el día de hoy me quedan como anillo al dado, no cabe duda que nada es casualidad. Gracias por existir!! Saludos
Gracias por tus comentarios. Disfruta. Saludos.
Ariza Te Amo!!!! has sido mi maestro sin tu saberlo o bueno si te lo he comentado en algunas ocasiones, amo tus palabras y tambien esos momentos mágicos en los que sabemos que no eres tu quien escribe, eres un bendito canal, el mensaje fluye a travez de ti, tus palabras no solo han llegado a mi alma si no que en muchas situaciones me han hecho cambiar la forma de disfrutar y vivir esta bendita vida…. TE AMO, GRACIAS, SIEMPRE TE BENDECIRE…..
Lidia… qué hermosas palabras y qué poderosas. Gracias! Qué lindo que disfrutas mis letras. Saludos.