LA PRINCIPAL RAZÓN PARA SUBIR DE PESO ES COMER AUN SIN HAMBRE. Durante todos estos años en que me he convertido en un experto en manejo de la obesidad y sobrepeso, empezando conmigo mismo como paciente y siendo doctor, he comprobado que la principal causa de aumento de peso y tallas es, esencialmente para la persona común, el comer aún sin hambre. Esta paradoja existe!
Mi mayor recomendación para bajar de peso y luego para el control y mantenimiento de éste y nuestras nuevas tallas es hacerle caso a lo que nos grita nuestro cuerpo. Porque no nos habla cuchicheado, nos grita: “Ya!”. El problema es que hacemos oídos sordos, irónicamente, a ese grito que sentimos claramente desde adentro. También he notado que la principal causa para hacer oídos sordos son los convivios sociales. Muchos hemos desarrollado la creencia de que comer juntos es motivo para convivir, olvidando que lo único que realmente deseamos es convivir. Parece que confundimos el hambre espiritual con el hambre material, y tontamente queremos satisfacer nuestra hambre espiritual (apetito de afecto, de aceptación y escucha) con comida material. Una no nutre ni satisface a la otra. Precisamente por eso seguimos comiendo, por eso hacemos oídos sordos, porque no termina de satisfacer una el hambre de la otra.
Si desarrollamos una Nueva Conciencia detectando el hambre real y satisfacemos ese hambre con su adecuado alimento, estoy seguro que muchos gozaríamos más de un delicioso café o té y su exquisita conversación que subir 1 o 2 kilos en una cena donde comer lo que claramente nuestro cuerpo ya no quería, paradójicamente generará más hambre tanto espiritual como material. Sugerencia: Come menos disfrutando más del amor y de la amistad.
Detecta cómo el hambre de gozo, la sed de placer y el antojo de plenitud son las causas que te orillan a comer aún sin hambre! Por eso la gente que desarrollamos y descubrimos otras fuentes de gozo y placer, aún mayores -mucho mayores!– que lo que nos da la comida, dejamos tan fácilmente de comer. El placer de comer pasa a segundo término cuando tienes la dicha, por ejemplo, de obtener un tremendo gozo en la actividad que realizas!
Satisface tu hambre de placer con un gozo sano. Esa es la más poderosa estrategia que he encontrado en mi vida para dejar de comer en exceso o dejar de comer cuando claramente no tengo hambre y así, bajar de peso y tallas. También he notado lo contrario, como aún sin hambre, cuando disminuyen las otras fuentes de gozo más sanas y sublimes, amor y concentración en una actividad productiva y emocionante o sensación de falta de afecto y aceptación.
PD.: Por cierto, si confundes tu hambre, además de subir de peso, también gastarás mucho dinero del que pronto te arrepentirás al notar cómo fue un gasto innecesario porque compraste lo que no satisfizo tu verdadera hambre.
– Alejandro Ariza.
superación personal
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No necesitas probar para saber.
Juventud
El placer por haber actuado.
Todos tenemos ciertos “pendientes” que sabemos perfectamente debemos resolver y que al mismo tiempo parece que preferimos evadirlos. ¿Qué tal hacer ese pago a la tarjeta de crédito? ¿Qué tal dejar de comer ese comida tan repleta de azúcar? ¿Qué tal hacer esa llamada a esa persona que tiene rato merodeándonos en la cabeza? ¡Y no lo hacemos! ¿Por qué no lo hacemos? Porque creemos, erróneamente, que si aplazamos la realización de la acción nos dolerá menos. ¡Error! Nos dolerá más. Aplazamos lo que creemos que nos daña o debilita. Una nebulosa gris opaca el sentido de responsabilidad convirtiéndolo en desidia, la oportunidad para actuar ahora se desliza en postergación. Sin embargo, todos sabemos, que el efecto paliativo de la postergación es meramente un mecanismo de evasión con efecto poco duradero, y para colmo, con un dolor aumentado en un futuro precisamente por esa misma postergación. Mi sugerencia: ¡Saca el coraje y el arrojo de tu ser para actuar ya! Te garantizo -por experiencia propia- que cuando muy dentro de ti localizas ese coraje, esa fuerza, ese arrojo -que siempre está dentro de nosotros, ¡siempre!– es que surgen las agallas para actuar de inmediato para resolver ese “pendiente” que teníamos. Y… ¿sabes? ¡Hay un enorme placer por haber actuado y resuelto ese pendiente! Ese placer es mucho mayor al que momentáneamente sentíamos por aplazar la resolución. Si de magnitud de placer se trata, el de haber actuado y resuelto, es siempre mayor… ¡pero lo tienes que vivir para comprobarlo! Y para vivir y comprobarlo no hay otra mas que ¡hacerlo ya! Aunque tengas como argumento para aplazar que “no puedes” resolver, te garantizo que si te concentras en tu interior y buscas ese coraje y arrojo, ahí mismo empiezan a surgir las ideas para poder resolver. ¡Siempre podemos! Solo hay que concentrarse en buscar la solución. Esa concentración ya es parte del poder de estar actuando.
Algo me dice que si estás leyendo esto aquí y ahora, es porque el Universo o el Creador te están diciendo algo que a mí me pusieron a escribir aquí. ¡Confía en que esto es un mensaje perfecto para ti en un momento ideal! Así lo siento yo. Yo mismo soy un lector de lo que aquí escribo y sé que también hay un mensaje para mí. Acabo de actuar resolviendo y el placer es mayúsculo. Y gran parte de ese placer es la sensación de paz que siempre surge mediante la conciencia del deber cumplido. No te pierdas esta paz autogenerada. Ve y resuelve ya.
El momento en que te atreves a actuar
Cuando una persona tiene la visión alcanzando a ver la promesa y logra verla con tal claridad que empieza a sentir el resultado que podría tener al emprender, es ese el momento en que una persona se atreve a actuar.
El ser humano se mueve y emprende la acción sólo cuando ve la promesa claramente que empieza a sentir el resultado anticipadamente. La gente que no se mueve, los apáticos, los que solo se quedan observando, no alcanzan a ver con claridad, lógicamente no sienten nada. Si no hay visión no hay emoción, y si no hay emoción no hay acción. Esto es lo que alcanzo a ver luego de años y años de atreverme a emprender tantas cosas, la gran mayoría con éxito, al mismo tiempo que he atestiguado la enorme cantidad de personas que no se mueven, que no actúan, que no emprenden. La diferencia: no vieron claramente la promesa y de esa manera no sienten.
Precisamente, ese es el gran desafío de todo líder: dar ayuda para que los demás alcancen a ver lo que él sí ve. Los líderes tienen -dentro de muchas otras cosas más-: ¡Visión! Alcanzan a ver con el enorme poder sucedido de fundir su imaginación y su optimismo en una sola visión. Una visión generada por la imaginación y el optimismo engendra una emoción que hace surgir el atrevimiento para actuar.
Logrado el resultado que se había imaginado, la persona se convierte en “imparable”. El éxito es su vida cotidiana.
Detente a pensar si has alcanzado a ver con total claridad un futuro convincente en tu vida. Valora mucho tener comunicación con un líder cerca de ti que te ayude a ver. Lee biografías de gente exitosa y te ayudarás a ver. ¡Ve! Tu curiosidad podría abrirte los ojos. Ahí podría empezar todo. Busca respuestas. Aprende del que sabe. Confía.
La dirección de Dios
En varias de mis conferencias he afirmado y explicado que si Dios tuviera una dirección donde encontrarlo sería exactamente en el cruce de dos líneas, el aquí y el ahora. Ahí encuentras a Dios. Ahí sientes su presencia, ahí te conviertes en la parte de Dios que todos somos, y precisamente por ser esa su dirección es que casi nadie lo conoce, casi nadie experimenta divinidad.
Si imaginas una línea horizontal que representa el tiempo y una línea vertical que representa el lugar, se forma una cruz donde el punto de intersección es el aquí (vertical) y el ahora (horizontal). Si llegas a ese punto y -segunda condición igual o más importante- si no sales de ahí en un rato, observas, atestiguas, sientes, experimentas y en general te conviertes en la divinidad que está siempre en ese cruce.
Paz, armonía, plenitud, felicidad, alegría, compasión total, conexión con la abundancia, entrada al aleph, estás inspirado, son experiencias de la divinidad que cualquier ser humano puede tener, tan solo si entra y se queda un rato en el cruce numinoso.
A lo largo de mi vida he estado ahí muchas veces. Al principio sin saber cómo pero llegué ahí, y con el paso del tiempo incluso ya a voluntad puedo ir a con-centrar-me en ese cruce. Y sí, efectivamente es divino! Hay clarísima conexión con \”La Fuente\”. Incluso he aprendido magistralmente a localizar ese cruce precisamente en todo escenario cuando entro desde ahí a dictar una de mis conferencias. Confieso ya abiertamente que es por ello que al conectarme en ese cruce con La Fuente, no puedo parar de hablar y yo mismo muchas veces soy parte de la audiencia. Esto, yo, soy un mero ejemplo, porque cualquier persona que esté cumpliendo con su misión existencial lo colocan en ese cruce para que la pueda cumplir desde ahí.
Ese cruce existe.
Lo que alcanzo a ver es que, si existiera la metafórica figura de \”el diablo\”, sería cualquier cosa o actividad o cualquier persona que te aleje o te saque de ese cruce. La persona posible te incluye a ti mismo con el enorme poder que todo humano tiene para realmente estar en donde piensa. Si eliges pensar intensamente o con frecuencia en cualquier evento de tu pasado o de tu futuro, para bien o para mal, te sacas tú solito de el cruce. Y ahora analiza un rato la cantidad de \”diablos\” que con maestría y con total sutileza incluso muchas veces inconsciente, te logran sacar de el cruce donde estás fundido en Dios.
Sentí el impulso de escribirte lo que alcanzo a ver en este tema y me siento bien por haber entrado unos minutos precisamente a este cruce y escribirte desde ahí. Obedecí el impulso.
Existe una enorme bendición en el poderoso hecho de concentrarse. Y aunque suene fuerte, también existe una desdicha, muchas veces ni conocida pero plena e inconscientemente vivida en la incapacidad para concentrarse. Esto es lo que alcanzo a ver.
Abrazo.
El mayor regalo como atractivo que una mujer le puede dar a un hombre
En mi vida de relación he aprendido que lo más hermoso que una mujer -o cualquier pareja, dado el caso- le puede dar a un hombre es que el hombre le vea feliz.
¿Quieres mejorar tu vida de relación? Haz lo que te haga feliz y ¡muéstrate así de feliz frente a tu hombre! Y si esa fuente de felicidad es algo que el hombre pudo hacer para ayudarte a ser feliz, ¡con más razón muéstrate frente a él feliz! Verás cómo la felicidad de verdad se multiplica. Los hombres nos sentimos atraídos a una pareja al verla feliz por algo que ella haga en forma independiente. Los hombres nos sentimos realizados al creer que hemos aportado las condiciones para que la pareja encuentre su fuente de felicidad propia.
Los mejores momentos de mi vida de relación los tengo intensamente grabados en mi ser siendo aquellos momentos donde vi a mi pareja brincar de alegría -literalmente brincar-, sonreír y fluyendo en paz en su quehacer. Algo que pocos hombres confiesan es esto precisamente: nos enamora ver a nuestra pareja feliz. Un hombre quiere estar con su pareja cuando ésta se ve feliz. ¡Y lo contrario es valedero también! De hecho, esa es la razón por la que muchos hombres se alejan de sus parejas (y empiezan a preferir a otras): empezó a mostrarse aburrida, frustrada, amargada, triste, preocupada, quejándose de todo, etc. ¡Esa es la principal razón del inicio de un distanciamiento.
El hombre se siente irremediablemente atraído por una pareja que manifieste el tremendo magnetismo de su felicidad. Y la mujer, o la pareja que sea, debe descubrir con asombro que su felicidad depende ¡exclusivamente de sí misma! Por eso una linda persona que se posee a sí misma es alguien que un hombre desea poseer, en el mejor y buen sentido del sentido del anhelo de posesión.
Nada atrae más a un hombre que la alegría de su pareja. Ni siquiera un cuerpo hiper atractivo, sexy y candente, y mucho menos un rostro bonito. Una carita hermosa acompasada de un cuerpo “buenísimo” solo se antoja para estimularse sexualmente. Es meramente reducto a cosa que se antoja usar. Exclusivamente para eso -y para muchos hombres parece suficiente por acuerdo mutuo-. Si el tiempo que una mujer emplea en el uso de sus cosméticos y vestimenta fuera equiparable al tiempo que usa para cultivarse en el desarrollo de su propio ser interior encontrando ahí una fuente de felicidad propia, la vida de esa mujer y del hombre que tenga la dicha de tenerla a su lado, sería una sinfonía de alegría y bienestar. Ese tipo de parejas empiezan a dejar de necesitar maquillaje y hermosas prendas para verse bien…, porque están bien, son el bien. Una persona feliz se antoja para estar con ella de por vida, dan ganas de ser parte de la vida de esa persona, porque la manifiesta felicidad de la pareja es el más poderoso atractivo como fuente oculta de felicidad y realización para el hombre que tiene la suerte y la dicha de tenerla a su lado.
Hoy mi parte masculina confesó lo que alcanzo a ver y a sentir en ese arte de la vida de relación.
El efecto de una carta
¡Cuánto mueve en el interior el recibir una carta de amor! Hace un buen rato que no recibía una y ayer en la noche me llegó una hermosa. Bendigo que mi trabajo y mi personaje abra la posibilidad de recibir este tipo de misivas independientemente de la clásica etapa adolescente de amoríos y romances en donde tantas ser reciben, o por lo menos, así sucedió en mi experiencia. O quizá sea cuestión de bendecir el hecho de que en mi trabajo vivo permanentemente así. ¡Cómo no amar lo que hago! Lo que inspiro en otra persona termina rebotando e inspirándome a mí. Ecos de la vida.
Cuán transformador es el efecto de recibir y leer una carta de amor. Ayer en la noche que la recibí, si la leí 5 veces, fueron pocas. Uno quiere escuchar una y otra vez esas palabras endulzadas de cariño y aderezadas de tan pura e intensa admiración. Tremendas ganas de que quien escribe estuviera ahí mismo a tu lado para voltear y engarzar las miradas, mismas que abren el paso para un beso sorpresivo y desenfrenado. Un beso que al principio pareciera ser arrebatado cuando luego de unos cuantos segundos de fundirte en él, deleitarse en el placer de que jamás fue así, no fue arrebatado, fue ansiadamente esperado y con la mayor disposición. Luego… silencio. Simplemente expandir los pulmones de suspiro tras suspiro permitiendo que un flujo de energía sin igual circule por todo el cuerpo, de mano a mano, donde en una se sostiene la carta y en la otra la mano de quien la escribió. En ese cómplice silencio, admirando el valor de la persona que se atrevió a plasmar por escrito lo que tantos tenemos miedo de evidenciar con la fuerza precisa de escribir los más puros sentimientos y sentar un antecedente que nos abre a la más plena vulnerabilidad. Admiración mutua seguida de regocijo pleno al saber que el atrevimiento tuvo buena recepción y nadie salió vulnerado, sino todo lo contrario, ambos tremendamente fortalecidos.
Eso y más, mucho más, es lo que alcanzo a ver del tremendo efecto de una carta… escrita con el corazón. Doble admiración en éste mágico acto: el escribir mismo dándole al sentir el inicio de la una dimensión física y palpable manteniendo en el eterno presente lo que pudo ser una emoción fugaz, y al mismo tiempo atreverse a escribir con el corazón, esa fuente de conexión tan directa, tan profunda y tan auténtica. Ya siendo otro día, me dispongo a volver a leer esa carta. Fantaseando con la idea que la intuición, emocionada por la esperanza, nos desliza a vivir la emocionante expectativa de pronto vivir en realidad lo que la mente imaginó y el corazón anheló.
Tal es el efecto de una carta. Mi sugerencia: Escríbele lo que sientes a aquella persona por quien lo sientes. Hazlo. Hazlo. Maravillas acercarás a la vida de ambos.